“Para pensar el rol del psicólogo en la comunidad terapéutica es necesario tener presente que no siempre este dispositivo fue una institución profesionalizada siendo la relación con la psicología conflictiva.”
En sus comienzos surgieron como grupos de autoayuda, muchas veces asociadas a lo religioso, así como también, otras se conformaron desde la rama del biolgismo. Entendiendo a la comunidad terapéutica como un ámbito libre de drogas en el que personas con problemas de adicción y otros problemas viven juntos de una manera organizada y estructurada con el fin de promover el cambio y de hacer posible una vida libre de drogas en la sociedad real, es que se conformaban los diferentes dispositivos ubicando en el epicentro de la cuestión a la sustancia y no al sujeto, des responsabilizando al mismo de sus actos.
Con el correr del tiempo, las mismas, se fueron profesionalizando conformándose con equipos interdisciplinarios de profesionales, respondiendo al marco de la Ley de Salud Mental, entendiendo a la persona como un sujeto bio-psico-social, atravesado por componentes históricos, económicos, culturales, biológicos y psicológicos. En esta línea, se puede decir que las drogas no afectan a las personas de la misma manera, así como también, pueden afectar a una misma persona de manera diferente en momentos y situaciones diferentes. Es por esto que la figura del psicólogo dentro del equipo ocupa un rol fundamental, ya que, desde la palabra y la escucha, su función consiste en construir un espacio donde recuperar la historia subjetiva del sujeto y los diferentes discursos por los que se encuentra atravesado posibilitan que el sujeto elabore una pregunta en relación a sus elecciones.
Por otro lado, el desafío que convoca el dispositivo en comunidad al psicólogo, es poder pensarse más allá del consultorio y la psicoterapia individual, es decir, poder ser agente de promoción de las condiciones que permitan a los sujetos, ya sea de forma individual y/o grupal, definir y lograr metas en la vida, en el marco de un desarrollo autónomo e independiente.
En la Urdimbre trabajamos desde la perspectiva de Derechos Humanos donde garantizar el derecho a la salud mental resulta prioritario y fundamental.
